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...DE AQUÍ Y DE ALLÁ...
12 de Agosto, 2011 por Néstor Pereira

En Venezuela, al igual que en otros ámbitos latinoamericanos, ha habido la tendencia de interpretar la obra de nuestros pensadores sólo desde el ángulo ideológico de quien los usa. De allí que muchas veces el pensamiento de los autores con frecuencia sea distorsionado.

José Carlos Mariátegui, autor de Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, ha sido motivo de distorsión con el fin de que su pensamiento dé apoyo a los intereses de quienes lo leen y lo comentan.

Como contribución a la hermenéutica de sus escritos, sobre todo, los de su obra fundamental, según apreciación de quien escribe, hay que tener en cuenta, en primer lugar, las influencias que se ejercen sobre Mariátegui. En esta dirección, habría que trazar una cuádruple coordenada. Ella pasa por el pensamiento marxista europeo desde Marx hasta Lenín; por las elaboraciones crítico-filosóficas que conoce durante su estancia en Italia entre 1919 y 1923; por una tradición del ensayo hispanoamericana desplegada entre Echeverría y Vasconcelos; y, en fin, por las contribuciones locales de escritores como González Prada y Raúl Haya de la Torre.

En segundo lugar, es importante el momento histórico y político en que crece y se cristaliza el pensamiento de nuestro autor (el que va de 1923 a 1930 durante el gobierno de Augusto Leguía). Jorge del Prado dice de Mariátegui que “fue a la vez sujeto y producto de su tiempo, esto es, un hombre formado por el naciente movimiento obrero peruano, pero que contribuye decisivamente a elevar la conciencia, la organización y el potencial de lucha de la clase revolucionaria”.

Debe quedar claro, en principio, que el nivel casi exclusivo en un análisis de la obra de Mariátegui, ha de ser el económico social. Este define decisivamente la realidad peruana que el autor busca indagar. Si bien el contenido directamente económico se expone en los títulos de los tres primeros ensayos de su obra, no acontece lo mismo con los capítulos restantes referentes a la instrucción, el factor religioso, regionalismo y centralismo y el proceso literario; sólo que estos temas son estudiados en la medida en que hunden sus raíces  en el suelo de la economía.

Atraviesa todo el libro el afán doctrinario del autor, pues para él “La doctrina no es sino el hilo en el laberinto. El hilo que nos ayudará a recorrerlo, pero que no nos servirá para conocerlo y resolverlo a priori”.

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El Mundo Sublime de la Novela
07 de Agosto, 2011 por Néstor Pereira

Con el tiempo, la novela se ha convertido en un género-océano adonde desembocan inexorablemente los demás géneros literarios que conforman el exquisito mosaico de las creaciones en el campo de la literatura. El vuelo mágico y delirante de la poesía, la reflexión certera y reposada del ensayo, el laberinto de la psicología interior, la expectativa del pensamiento filosófico, todo ello se ha venido sumando a la ágil narración del novelista actual, de tal manera que la novela se ha convertido en un infladísimo globo a punto de estallar en los espacios del complejo mundo del ser humano.

Con Balzac y Dickens – dos de los epígonos del siglo XIX – la novela era narración pura, cordón colgado de los hombros del relatista que apuntaba los detalles, acumulaba datos y era capaz hasta de darle vida intensa a los cortinajes, divanes, utensilios y estatuillas que adornaban las escenas. De pronto, Dostoiewski rompe demoníacamente con este modo de narrar. Por algo, para muchos es el Santo Padre de la novela moderna, de la novela como suma de extraordinarias complejidades literarias. Ya en Crimen y castigo se advertía esas intentonas alarmantes: desvaríos de la memoria en los personajes, alucinaciones imaginativas en los personajes centrales, desquiciamientos de atmósferas, intuiciones prodigiosas. Todo un caos, toda una red de efectos misteriosos que emanan del espíritu y brotan de la mente del hombre fueron recursos novelescos del autor ruso.

No contento con lo hecho en Crimen y castigo, nos proporciona, luego, un friso satánico lleno de prolongaciones subjetivas donde el alma y el demonio conviven en un mismo frasco de laboratorio. Su producto: Los hermanos Karamazov. Esta es la culminación en el siglo XIX del apoteósico desarrollo de la novela hacia planos elevadísimos, donde se desatan zonas misteriosas, el lado oscuro del hombre como ente espiritual liberado de la materia.

El camino ya está abierto. Después vienen Proust, Mann, Kafka, Joyce y Huxley. Luego aparecerán Mallea, Cortázar, Sábato, Borges, Lezama Lima.

Definitivamente, es la actual novela una sorprendente prolongación de las ideas de ese mundo abstracto y sublime del hombre donde se conjugan el arte y la vida, la realidad y la fantasía; ese mundo supraterreno en el que perennemente flotan y conviven las más finas manifestaciones  de la sensibilidad humana.

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Una Lección por dar
29 de Julio, 2011 por Néstor Pereira

Siempre he afirmado que las novelas de Don Rómulo Gallegos son lecciones vivientes de la sociología venezolana. Ahora estoy convencido de que todos sus escritos son pura sociología ambulante. Los invito a leer lo que opinaba el maestro en ese entonces, 1909, sobre los deberes de los partidos políticos. Esta es una transcripción literal.

Cada cual tiene su parte de deber cuando se trata de todos, y aunque el campo de las actividades se extiende hasta donde alcanzan las percepciones y dentro de los límites de las convicciones y principios de cada cual, de este concierto debe partir un solo impulso, el que lleve hacia el bien de la patria. 

No basta el hecho de que los partidos, puedan mañana medir sus fuerzas de paz en los comicios, ni aún la conquista moral que obtengamos, cuando éstos puedan llevarse a cabo libres de la coacción del poder, porque este mismo triunfo, de toda legalidad, puede fácilmente convertirse en causa de nuevas violencias, si los contendores no son capaces de enfrentar sus pasiones ante el imperio de la ley. Mas para lograrlo es necesario robustecer en conciencia lo que abunda en instintos, desvirtuar el carácter bélico  de tales agrupaciones políticas, fortaleciendo en ellos el elemento civil, hasta equilibrarlo con el militar que hoy predomina; dar más valor a la idea  esencial de la colectividad que al prestigio del jefe, y hacer que éste llegue a ser un representante y no un señor absoluto.

Este sería el verdadero triunfo.

Dé la prensa sus banderas a los vientos de la libertad, combata cada cual por su filiación política, con sensatez y buena fe, teniendo siempre la patria por objetivo, y la honradez como arma de combate, sin parar mientes en las intrigas oficiosas de quienes quisieran hacer ver en esta función un empeño disociador, y trueque al mismo tiempo, la obligada fraseología de la hipocresía política, por el lenguaje sincero de una crítica sensata que, si evidencia defectos, sea para proponer enmiendas, y no para escarnecer a los que adolecen de ellos”.    Rómulo Gallegos. 

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¿CUÁNTO CUESTA TU PROMOCIÓN?
Julio 28, 2011 por Néstor Pereira

Llegó julio. Ya no es el mes de los exámenes. Se ha convertido en el mes de las promociones. Ahora existen hasta de Pre-escolar. En la vida estudiantil de un venezolano se puede rezar un rosario de promociones: Preescolar, Primaria, Secundaria, Licenciatura o su equivalente, Especialidad, Maestría Doctorado, y otras que no están en el sistema escolar.

Ya las promociones no son el símbolo de progreso del alumno en su carrera de estudiante. El afán de comercialización (el mercadeo) se las ha arreglado para hacer del acto un espectáculo social. Lo que tal vez comenzó como la ocurrencia de algún docente ansioso de novedad, rápidamente se ha institucionalizado por el afán de boato con que tratamos de imitar a los “países desarrollados”, y por el culto al abalorio y a la baratija.

En las promociones de bachillerato y en las universitarias el asunto toma ingentes proporciones económicas. Los estudiantes son presionados para que compren anillos de graduación cuyos modelos, por no muy justas vías, les son llevados al mismo instituto donde cursan estudios. Después vienen las no claras actividades para recoger fondos, entre ellas, esas nefastas rifas en las que los futuros promovidos son obligados a vender determinado número de boletos. Si no lo venden, los pagan. 

Cuando el dinero recogido no alcanza, entonces son los mismos padres y representantes los que colaboran para la fastuosa fiesta de graduación.

En las promociones universitarias, la celebración comienza con las llamadas “cervezadas”; continúan con la fiesta colectiva donde el epónimo de la promoción está obligado a agasajar a sus ahijados. El día del acto de grado, en la misa (que no debe faltar) se luce a cual más lujoso y caro anillo (nadie quiere quedarse atrás).  Después del acto oficial, viene la respectiva fiesta individual.

Leo en El nacional (19 – 7 – 82, “La corrupción en el Liceo”): “Está comprobadoel efecto desintegrador de la mentalidad mágica y los golpes de suerte en la conformación de la personalidad y en la educación integral del niño y del adolescente, en quienes estos actos conducen a otros vicios y trastornos de conducta”. ¿Quién gana, al final? El mercado.

 

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DEMAGOGIA
Julio 15, 2011 por Néstor Pereira

El tiempo ha hecho la historia viva de la demagogia, mas no ha recreado la trascendencia del vocablo hecho carne por el mundo clásico griego. Para la generalidad de los ciudadanos su significado intrínseco, natural, es el engaño de las masas por el político habilidoso para alcanzar sus ambiciosas finalidades de poder. Pero el tiempo y los hombres, los hechos y sus consecuencias han venido modificando paulatinamente el contenido vital y alcance de cada frase. 

El vocablo demagogia ha tenido una evolución florida. El tiempo, los hombres y las épocas le han sido favorables: se ha hecho a través de coloridas metamorfosis un vocablo de purísimo contenido estético. Ya no tiene una solitaria significación política, sino que representa al lado de su vertiginosa aliada, la imaginación, algo así como un elixir que a todos nos embriaga, que a todos nos seduce y obnubila, y que nos hace ver exquisitos mundos de ensueño donde nada de la realidad prístina existe.

Hoy por hoy, pues, la idea de demagogia es concepto estético del existir a través de la ilusión, de cambiar pan cotidiano por maná hecho de nubes y ensueños, delirio y sonambulismo. Lo peor es la caída de las ilusiones, el peso de las decepciones de sus víctimas. Todo ello ha sido engendrado por un vocablo que es en sí raíz de una época, sedimento de oscuras pasiones, substancia de demasiadas realidades que lucen verdaderas siendo solamente demagógicas.

A la demagogia no podemos oponernos racionalmente porque sencillamente no existe, no posee forma corpórea ni tangible. De allí emana su absoluta impunidad, su estremecedora omnipotencia, su estable poderío. La demagogia, como las visiones, se pueden destruir mirándolas de frente, sin temor alguno, con el corazón arraigado en el ser real no en el aparente y en su sitio de combate.

El tiempo que vivimos es tiempo de confusiones y alegorías, es tiempo de río revuelto, es tiempo de humo y laberinto, sobre todo en el campo de la política. Es tiempo de demagogia y demagogos y los pueblos están destinados inexorablemente a padecerlos sin dejar de sufrirlos.

 

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¡LÁSTIMA QUE DIOS SE QUEDÓ DORMIDO!
Julio 09, 2011 por Néstor Pereira

  

Esta vez, Dios estaba enfermo, grave. Y no pudo evitarlo. Una lluvia de balas inundó su cuerpo y calló el cantor, y calló la vida. Se quitó los zapatos y salió a caminar sobre la hierba húmeda. Esta vez, como tantas, salió con el verano muy lejos para volver donde su madre Sara en invierno. Pero no regresó. Ya no le es posible jugar con los perros que jamás lo olvidaron, ni  recibir los abrazos que le dan sus hermanos.  Facundo Cabral ha muerto. No ha muerto, lo mataron. Le pegaban todos sin que él les hiciera nada. En el fondo él pensaba como lo hiciera Vallejo: Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Recuerda, Facundo, que no hay muerte, hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y tu madre, Sara. Y de este lado, seguimos diciendo que cuando una migo se va, se detienen los caminos. Tu camino no se ha detenido, tu camino sigue sembrando esperanzas, tu camino sigue insuflando el aliento, tu camino sigue dándole zapatos a los pobres para rondar los predios de los explotadores y poderles gritar: “pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”.  Tu camino, en fin, sigue forjando el ser  provocador de libertades. Ese es tu eterno destino.

Hoy, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mäiller, Mozart, Chopin, Beethoven, Caraballo, Rembrandt, Velásquez, Picasso y Tamayo, están tristes porque se les ha mermado la oportunidad de estar en boca de un cantor.  Hoy la felicidad ya deja de ser un deber para volver a ser derecho. 

Desde donde estés, dirás que Dios ha puesto la dicha en lo simple para que podamos encontrar el camino a la felicidad. Está la puerta abierta…la vida sigue esperando con su eterno presente, con lluvia o bajo el sol.  Por eso, Juan Comodoro, buscando agua encontró petróleo, se volvió rico… pero se murió de sed…

¡Lástima que Dios se quedó dormido!

 

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Hubo una vez un 5 de Julio
Julio 05, 2011 por Néstor Pereira

 

Yo no sé si es del todo cierto aquello de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Lo que sí es  cierto es que ya no se celebran como antes las fechas patrias. Esta vez hemos de celebrar el 5 de julio. Nuestra efeméride más importante por cuanto se festeja la firma del Acta de la Independencia. El cúmplase al decreto que proyectó a la patria el 19 de abril.

Pero como es día de obligado asueto, y además es lunes, muchos venezolanos aprovechan “el puente” para escapar en desbandada a disfrutar su tiempo de ocio. Hay algunos que, temiendo la multa debida – y sólo por eso – dejan colocada la bandera desde el viernes, cuando se inicia el éxodo.

No existe ya la preocupación por estudiar nuestro pasado. Ya no tenemos vergüenza de nuestra ignorancia y de ella más bien nos vanagloriamos. Así sucede. En la escuela ya no se enseña, o se recuerda muy poco la Historia de Venezuela. Por su parte, muchos maestros son los primeros en anhelar que la fecha de Fiesta Nacional sea en día propicio para estirar el descanso. De ahí que desde hace un tiempo los educadores hayan entronizado la costumbre – aceptada por las autoridades – de celebrar en la escuela la fecha especial  un día antes del señalado.

En épocas pasadas se hacía una gran fiesta en las escuelas con participación masiva de la comunidad: padres, representantes, autoridades, maestros y alumnos, precisamente el día de la fecha. La única manera de celebrar el 5 de julio es el 5 de julio. ¿Y por qué si lo hacíamos antes no podemos hacerlo ahora?

Esta vez sucede que, como asienta Colón en su Diario: en el arte de destruir todo el mundo es maestro. De manera que destruimos nuestra puras y hermosas tradiciones sin darnos cuenta que destruimos las bases de nuestra propia cultura identitaria.

Hacemos con esta fecha patria y con la mayoría de ellas, un poco lo que popularmente se tiene como “barrer bajo la alfombra”. Hacemos esto con la patria cuando en vez de estimularnos con una fecha como la de hoy, y releer los pormenores del suceso y meditar sobre la gesta heroica, ni del libro ni del propio 5 de julio nos acordamos.  ¿Será que hubo una vez un cinco de julio?

 

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¿Por qué no llorar?
Junio 28, 2011 por Néstor Pereira

 

Un profesor de la Universidad de Princeton llegó a afirmar que el progreso de las especies  depende de quienes pueden llorar. Para muchos filósofos, todo llanto se refiere a valores positivamente expresados.

A los dioses del Olimpo el llanto no les fue extraño. Por ser hombre, llora Jesús al ver llorar a Marta cuando le dan la nueva de la muerte de Lázaro. Pedro llora amargamente después de la negación de su señor. Llora el rey David a su hijo Absalón cuando éste muere el día de la Victoria. Leemos en Jeremías el más antiguo de los cantos elegíacos.

El llanto era para los griegos una catarsis. En la Ilíada llora Aquiles la muerte de Patroclo. Llora ante los jefes argivos el poderoso Agamenón. Llora Eneas ante los muros de Cartago las desventuras de su estirpe.

Aún cuando los romanos consideraban de poco valor el llanto, llora César, al ver en manos de su protegido Bruto, el puñal asesino. Llora el más perfecto de los caballeros medievales, Amadís de Gaula, cuando llega a la corte del emperador de Constantinopla ante la Princesa Leonorina. Llora Don Quijote cuando va a hacer penitencia en la Sierra Morena. Entre los moros, famosa es la frase de la madre de Boabdil: “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”. Lloran Carlos V y Felipe II en la ceremonia  de su abdicación en Bruselas.

Llora Hernán Cortés con motivo de la muerte de Montezuma. Lloraban con grandes alaridos, las tribus ribereñas del Orinoco al saludar la aurora. Llora Martín Fierro la muerte del viejo Viscacha, su tutor.

Llora Bolivar desde Angostura cuando escribe a sus amigos Francisco y Fernando Toro: “Jamás pienso en ustedes sin gemir, jamás escribo a ustedes sin llorar”. Lloró Miranda repetidas veces ante la relación de los sucesos del 19 de abril. Lloró José Martí ante la estatua del Libertador en la plaza caraqueña.

Si reir es propio del hombre (Rabelais) llorar también lo es. Si la risa es un orgullo súbito (Hobbes), o efecto de lo cómico  (Bergson), podría decirse que el llanto es la expresión de una repentina debilidad en el hombre, producida por motivos más complejos. Entonces, por qué no llorar?

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¿DIA DEL PADRE?
Junio 17, 2011 por Néstor Pereira

 

En pocos días estaremos “celebrando” el día del padre. Al día del padre lo podríamos llamar “el día de compras” o “el día del gasto” o cualquier otro nombre que tenga que ver con consumo. Son cosas del mercado. Ya lo promueven a diario coloridos avisos comerciales, bulliciosas propagandas radiales, sugestivas estampas televisivas.

Recuerdo que, una vez, en Venezuela, una empresa de calcetines impuso la increíble cursilería de coronar al Rey Papá, y en todas partes regalaban la inicua corona de cartón. Fotos publicitarias  de todas dimensiones mostraban al sonriente padre de familia portando su corona, rodeado de sus hijos muy bonitos, muy bien vestidos, muy felices. El clásico estereotipo. 

No sé desde cuando celebran esta fecha. Ni a quién se le ocurrió festejarla. Y a la mano no tengo la fuente bibliográfica para averiguarlo.

Lo cierto es que desde la fecha de la anterior estampa, he venido percibiendo en este país, la práctica cultural consumista, nacida de los productivos fines del mercado. Esta práctica es una muestra más del inicuo e indeseado proceso de transculturación, donde nuestra identidad se sigue desvaneciendo, con fuertes perturbaciones en su camino a la independencia cultural plena.

Pese a todo, quiero decir, a la horrenda manipulación comercial que indudablemente esconde alguna intención ideológica, es loable y placentero regocijarnos con el advenimiento del día del padre.

Este debe ser un día de compartir con la familia, de celebrar con las respectivas muestras de cariño, donde el padre ha de constituirse en el centro del amor, del afecto de todos; donde los padres, tanto engendradores como putativos, tengan cabida. Donde unos y otros sientan el cariño de sus allegados, cariño que muchos de ellos no supieron darles a sus hijos.

Tal vez, esta debería ser la ocasión para devolver el calor a la familia venezolana; de combatir la acción de los multiplicados padres irresponsables que en este sentido, no son ni hombres ni machos. Son simples productos del subdesarrollo.

Es una lástima que por culpa de los que únicamente buscan obtener más dinero, hay quienes no sienten nada especial en esta fecha. Ni la celebran ni la comparten. 

 

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UN HOMBRE DE ESTATURA MORAL
06 de Junio, 2011 por Néstor Pereira

 

Treinta y ocho años de su ausencia me hace pensar que el mejor recuerdo de las ausencias es la presencia. Y el  mejor tributo hacia esta figura de recia contextura humana es impulsar su presencia en el tiempo. Había regresado del exilio con redoblada fuerza juvenil a tomar parte activa en sus luchas políticas para coronar sus esfuerzos sociales. Su continente erguido, serena prestancia y valor desafiante encubrían la latencia del peligro mortal.

Mario Briceño Iragorry comprendía que no era hora para regatear esfuerzos y que su papel de maestro, de ductor del pensamiento imponía un sacrificio más. Así lo sorprendió la muerte, de cara al sol, vibrante en la acción y en el pensamiento, que habían encendido los más caros ideales de su vida de repúblico y de escritor.

No debemos hablar, entonces, de quién fue don Mario, sino de quien es. Venía de la brava y noble tierra trujillana. De origen que confunde el barro propio con la esencia misma del pueblo, labró su esfuerzo literario y su pasión por la historia social. Deja atrás la recoleta ciudad trujillana para aprestar sus arreos para el combate que lo espera en la ciudad emeritense al lado de su contemporáneo Mariano Picón Salas.

El escritor comenzará a ejercer su oficio de maestro de juventudes. Será profesor de Liceos y Universidades, a la par que se expresa como ensayista, historiador, periodista, cronista, sociólogo. Pero también estará presente en todo ese vasto proceso del quehacer humano, el hombre público, el político, el ciudadano. En medio de vueltas y regresos, de afanes y responsabilidades confiadas a su humanidad, refulgía la voluntad creadora del escritor, la querencia afortunada por la labor cotidiana de las letras, el culto que se acendra en el fervor profundo del espíritu.

La parábola del tiempo apuntará momentos de gran significación. Será cuando lo alcancen los triunfos literarios. Lo ungirá el respeto popular y la estimación de sus colegas, lo que le permitirá ser elevado a la dignidad académica en venerables instituciones del Estado.

Digno y justo fuera que aquel apóstol de la fe, de la cultura y de la dignidad pública fuera elevado a la consideración y el reconocimiento nacional, por su contribución fecunda en la consolidación de una imagen moral de la república, que tanto nos apremia.

 

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Una Estampa para Andrés Eloy
Mayo 27,2011 por Néstor Pereira

 

El reloj señalaba las 4:30 de la madrugada, aquel 21 de mayo de 1955. En el puesto de emergencia Nº 2, esquina de la avenida Cuautemoc, lo más importante fue el silencio. Andrés Eloy Blanco yacía boca abajo en una camilla del diminuto dispensario municipal mexicano. El pronóstico reservadamente sombrío, y por sobre los optimistas anhelos de quienes lo querían – que eran todos- la muerte firmó su epitafio. En México amanecía. La mañana se adivinaba sonriente, pero en el corazón de la poesía venezolana esa noche fue, y sigue siendo, infinitamente más larga.

La casa donde naciera el poeta, en la oriental Cumaná, el 6 de agosto de 1897, es hoy un patrimonio de Venezuela. Allí están, entre otros, el cuarto donde viera la luz que lo acompañó toda su vida; y el parral de su canto “Las uvas del tiempo”, recuerdo de su infancia en noche de navidad madrileña, ha vuelto a reverdecer.

En el corredor, desde donde se ve deslumbrar siempre el sol de Cumaná o su luna – porque cuando no hay sol hay luna en Cumaná- está la vieja biblioteca en cuyos estantes se alínean algunos lomos dorados, para su inspiración. Desde allí, el niño veía cómo el cielo se esconde entre los sarmientos. Su alma de poeta observaba cómo la abeja y el cigarrón despiden susurros alrededor del árbol; mira cómo la copa busca la nube; veía abrirse la flor de los abrojos. Tiene ya miedo de la soledad y él prefiere coleccionar luceros en lugar de trompos o pichas.  Y así se fortalecen el sueño y la vigilia, aquella como tierna conciencia inclinada al alma de las cosas, para quien el sol es uva de fuego, la piña corazón de miel, miel el agua del río, el mango, la caña, el coco; el golfo sería mansa prolongación de la perspectiva costera; la iglesia, campanario sin dobles y sin cuervos.

En las mañanas, acaso algún marinero de Araya venía por la calle Larga de Altagracia cantando aquello de “Ay Cumaná quien te viera”. El tiempo va desplegando sus alas y el bardo ya está listo, morral en la espalda, para iniciar su égida de caminante. Se cierra el portón de la casa de los Blanco; se cierran sus cuatro ventanas. Desde entonces comienza a morir físicamente Andrés Eloy Blanco.

Hoy como ayer, los hombres y mujeres de nuestra lengua, por quienes él cantó, por quienes él luchó, por quienes él sufrió, para quienes escribió, han de sentir su muerte; y la mejor manera de honrar su memoria es preservar su obra y pensar que lo mejor, según el mismo bardo dijera: “No hay que llorar la muerte de un viajero, hay que llorar la muerte de un camino”.

 

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Las Verdades de Perogrullo
Mayo 25,2011 por Néstor Pereira

Ya  el profesor Rudolph T. Atcon en un informe sobre la Universidad Latinoamericana publicado en 1961, señalaba a Venezuela entre los países  en donde “las universidades nuevas proliferan como hongos de la noche a la mañana. Creadas por ley, pero sin maestros o sin equipos” Hoy, se siguen creando nuevas universidades sin maestros y sin equipos. Celebro el auge cuantitativo de estas nuevas casas de estudio. Sin embargo, he de mencionar que uno de las mayores carencias es de tipo pedagógico. En el tiempo he sostenido que un profesor universitario no sólo debe saber, sino que debe saber enseñar. Son muchas las quejas de alumnos sobre las dificultades que confrontan con colegas a quienes parece faltarles la indispensable formación didáctica en el trato frecuente con los alumnos. Esto genera una dolorosa incomunicación y hasta cierto rechazo. Un resquemor que acaso aflore en la violencia de algunas acciones y en el desprecio hacia el docente.

Desde los inicios  de la Simón Bolivar, ya Mayz Vallenilla (1967) lo decía: “Hasta ahora se ha concebido a la universidad como una institución destinada a formar individuos capacitados en el manejo de sus propias profesiones técnicas, pero no como un centro donde se formen quienes, además, sean capaces de enseñar sus propias profesiones “. El profesor universitario, con contadas excepciones, es y ha sido hasta ahora un profesional de su especialidad en quien, de la noche a la mañana, se improvisa un docente. Pues, siendo un buen profesional en su área, de pronto se piensa que, también, puede ser y hasta debe ser un buen profesor. 

A no pocas personas ligadas a la universidad les consta que hay profesores que, por lo general de una manera caprichosa, enseñan lo que se les ocurre, lo que les interesa; pero no lo que interesa a la institución universitaria, a la nación que vamos siendo, al país que estamos padeciendo. El docente es, a pesar de opiniones interesadas en el mercado, el instrumento fundamental del sistema educativo, y por tal razón es necesario revisar todo lo relacionado con su formación, selección, mejoramiento, calificación, promoción y protección.

Pero viéndolo bien,

¿Son éstas, verdades de Perogrullo? ¿Acaso no se desprenden de una realidad concreta?

 

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No es fácil ser político
Mayo 17, 2011 por Néstor Pereira  

No es tan fácil ser político como parece.  Por lo menos, ser un verdadero profesional de la Política  que es bien distinto a ser un arribista, un simple empírico o un improvisado. (Politiqueros los llama el común). Estos últimos han sido los más en Venezuela. Estos mismos, desde hace tiempo han echado por tierra el noble concepto que se ha tenido del ser político. Improvisados y empíricos, pero hábiles, se aprovechan de cualquier cosa para figurar. Hasta en forma cínica se refieren a los dramas sociales que estremecen los barrios populares como si no tuvieran parte en la responsabilidad de los mismos. En realidad, se aprovechan de los hechos para seguir declarando y figurando. 

Si revisamos la historia de la política en Venezuela, encontramos que las crisis que han vivido y viven los partidos políticos no son más que el resultado de las subalternas apetencias personales, de la carencia de una solidez moral, y específicamente, de la falta de formación profesional. La ignorancia de la historia, de las teorías y de las ideologías que las Ciencias Políticas brindan en su amplio repertorio, ha llevado a estos improvisados a utilizar artimañas para envilecer a tantos creyentes que, al final, terminan asqueados de tanta vanielocuencia, de tanto engaño, y los envían al limbo del olvido. 

A quienes pretendan ser verdaderos servidores de la política en el país, sería interesante que navegaran en el inmenso mar de la bibliografía política. Sería importante consultar, por ejemplo, a William Ebenstein en su Pensamiento político moderno, a George Sabine en su Historia de la teoría política, a Walter Theimer en su Historia de las ideas políticas. El ideario político venezolano es sumamente rico. Existe la Colección Pensamiento Político Venezolano del siglo XIX (15 volúmenes), reeditada en 1983. El mismo año se publicó otra serie complementaria de la anterior El pensamiento Político venezolano del siglo XX. (26 tìtulos).

El maestro Gallegos se refiere a los hombres prácticos (léase sin formación teórica) en su trabajo La máquina y el hombre: “Los hombres prácticos no tienen paz con nada que de algún modo sea ejercicio de idealismo y si se les deja terminarán acabando con la dignidad humana”.

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¿Seguimos igual?
Mayo 04, 2011 por Néstor Pereira 

Con harto optimismo, en  mis  años de labor universitaria, he seguido los aconteceres de la universidad venezolana. Y como quiera que hablar de la Universidad en términos periodísticos me resulta copioso, he pedido prestada la pluma hecha síntesis de Arturo Uslar Pietri, quien en uno de sus ensayos De una a otra Venezuela (1972) se refirió a este tema.

“El problema universitario venezolano lejos de resolverse se ha ido agravando.

Se ha partido de un planteamiento falso del problema. 

Algunos han creído que el problema universitario es material. Buenos edificios, buenos laboratorios, buenas bibliotecas, etc. Sin duda que una universidad necesita de todas estas cosas. Pero con ellas no se hace una universidad. Otros han visto el problema desde un ángulo exclusivamente político, o mejor dicho demagógico. Para ellos el problema se ha reducido a dar puerta franca en la universidad, a establecer una lotería de títulos académicos, a creer que una universidad es abrir un edifico para dar cabida a aspirantes a profesores desempleados y a alumnos excluídos. Otros son los palabreros para quienes todo es cuestión de nombres, de imitaciones, de importación de novedades. Gentes que aún andan pensando en la reforma universitaria de Córdoba del año 18, cuando ya esta reforma carece de sentido ante las cuestiones sociales actuales. Gente que se leen, entre el mitin y la intermediaria, una mala traducción de Dewey, o un manido fragmento de Ortega o algún criptograma alemán y creen descubrir un concepto nuevo o una fórmula rara. 

De todo ello sale esta universidad sin rumbo, desorientada, casi sin ser, que desgraciadamente está en la incapacidad de ser la que vaya a dar los hombres reflexivos, investigadores, disciplinados que Venezuela ha de necesitar para que la saquen de la selva oscura y de la borrachera de palabras en que está sumida. 

La verdad es que la crisis de la universidad es una crisis espiritual y moral. La simple verdad es que nuestra universidad seguirá en crisis mientras todo su esfuerzo, el de las autoridades, profesores, estudiantes, no se dirija exclusivamente hacia su único y verdadero fin: ser una casa de estudios. Una casa donde se trabaja para enseñar y aprender”.

Han pasado treinta y ocho años del escrito de Uslar Pietri. ¿Será que seguimos igual?

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Aquiles Nazoa y los niños
Mayo 01, 2011 por Néstor Pereira

Aquiles Nazoa está de aniversario y pocas almas se acuerdan de él, de su humorismo con olor  de geografía humana, de su lirismo que encanta a los párvulos, de su mundo de magia con sabor a realidad viviente. Tiene razón Pedro Pablo Paredes al decir de la obra de Nazoa como “el resultado  no de vanos deliquios personales, ni de actitudes más o menos deportivas de figuración social, sino el testimonio desgarrado de su adhesión al drama humano presente”.

De entre tantos valores, a cual mayor, que adornan la obra de Nazoa, quiero recordarles a los niños que tienen que reencontrase con Aquiles, pues él siempre tuvo un entrañable amor por la niñez. El poeta recreó un mundo de añoranza expresado en palabra diminuta de suave encantamiento.

Un hablarle a los niños en su propio lenguaje. Nazoa prodiga su amplio corazón sin preferencias. No le escribe al niño pobre para condenar al rico, sino que toma a uno y otro  de la mano para recrearles el cuento de Caperucita y decirles del luminoso arrepentimiento del lobo que de pronto se acordó que tenía buen corazón.

Poesía para niños que no abusa del diminuto cursilón. Poesía que descubre a los ojos del niño su mágico universo y se lo hace palpable en vocablos exactos. Poesía que, no obstante su espontaneidad, se las ingenia para ir encauzando en el niño el cultivo de sus emociones, al mismo tiempo que le da vuelo a su sensibilidad.

Lo mismo hace del encanto de los animales una experiencia nueva:

El mar es un lento elefante que vive en el circo
de un viejo país…
Llevemos los niños al zoo y aprenderán el secreto
de los animales.

Y como si estuviera sentado sobre un tronco caído en la hierba, rodeado de nutrido auditorio atento, echando el cuento de ratón Pérez:

Y un ratoncito arruinado
que ya está casi en el hueso
porque está muy caro el queso
y no se lo venden fiado.

Agradecidos estarían los niños si los cultores del entretenimiento infantil revivieran a Nazoa. 

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 ...de Aquí y de Allá...

Abril 20, 2011 por Néstor Pereira

Hoy, la lluvia me despertó temprano. De tanto llover, se me antoja de repente, un escrito de Efraín Subero, allá por los años ochenta. Recuerdo que decía: “Por las calles el agua se desborda. Se obstruyen cañerías y aún después que cesa de llover el agua oscura, pestilente continúa su viaje deleznable”.  Cuando llueve, la gente se alarma, luego se queja y después se acostumbra.

Parece que el cuerpo también, porque se hace inexplicable cómo resiste tanta escoria. Llueve en todo el país y ya no es sólo la lluvia que penetra el espíritu y lo corroe y lo reblandece. Esa lluvia tenaz y obsesiva que García Márquez describe en Isabel viendo llover en Macondo. Ahora la lluvia es el país y nadie advierte que se está poniendo en evidencia la imprevisión del hombre.

A muchos no les agrada reconocer estas cosas y entonces inventan excusas. Por eso justifican en la lluvia las deficiencias de la agricultura, la baja calidad de vida y hasta el castigo de Dios. Caen los puentes, se desvanecen los terraplenes y los pueblos montañeses ya no se asoman a las aguas del lago.  Esos damnificados que todos vemos en la gran prensa, son presentados quien sabe con qué fin, menos el de alertar que tenemos que ser previsivos, para llegar a vivir mejor. Por eso se escogen cuidadosamente las fotografías que se publican.

Son ellos… son los que fabricaron ranchos improvisados en la orilla del cauce sin pensar que tanta agua cayera del cielo. Ellos son, oficialmente para algunos, los culpables de su propia desdicha. ¡Quién los manda a ser pobres! ¡Cómo se les ocurre fabricar bajo un puente! La noticia de prensa dura poco porque muy pronto deja de ser noticia. Dentro de algunos meses nos informaremos casualmente que continúan viviendo en barracas o en tiendas de campaña o al aire libre, a la buena de Dios.  Y los urbanizadores? Los encargados de poner orden a la geografía humana? Qué dicen?... Callados. Al fin, la lluvia, tanta lluvia, diluirá a acusadores y acusados. Tal vez es mucho más útil para el progreso de los pueblos que los urbanizadores continúen su trabajo “a la diabla”, que salvar la dignidad del ser humano.

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